Fuente: Pixabay: RitaE
Sopa fría de remolacha
La sopa fría de remolacha es una de mis favoritas para los días calurosos de verano. Su color vibrante y su sabor refrescante son una delicia tan única como deliciosa. Preparo esta receta con frecuencia, especialmente cuando las remolachas están en su mejor momento. Te aseguro que, una vez que la pruebes, se convertirá en una de tus sopas favoritas.
Ingredientes
- 500 g de remolacha
- 1 cebolla
- 2 dientes de ajo
- 1 litro de agua
- 250 ml de crema de leche fresca
- sal y pimienta al gusto
- Hojas de menta fresca para decorar
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Procedimiento
En primer lugar, lava y pela las remolachas. Te recomiendo usar guantes para evitar que tus manos se tiñan de rojo.
Corta las remolachas en trozos pequeños y ponlas en una olla grande. Añade la cebolla y los dientes de ajo previamente picados. Esta mezcla dará un sabor más profundo y aromático a la sopa.
Cubre las verduras con agua y lleva la olla a fuego medio. Cocina durante unos 45 minutos o hasta que las remolachas estén tiernas al pincharlas con un cuchillo.
Una vez cocidas las remolachas, retira la olla del fuego y déjala enfriar un poco. Luego, procesa la sopa con una batidora de mano hasta obtener una textura suave y homogénea. Aquí es donde empleo un truco que he aprendido con el tiempo: si quieres una textura aún más sedosa, puedes pasar la sopa por un colador fino.
A continuación, añade la crema de leche, la sal y la pimienta al gusto. Remueve bien todos los ingredientes antes de llevar la sopa al refrigerador.
Finalmente, refrigera la sopa durante al menos 2 horas antes de servirla. Adorna con unas hojas de menta fresca en el momento de servir para darle un toque extra de frescor.